El Internet de las Cosas o IoT (por sus siglas en inglés) es un concepto que está cambiando el mundo. Se refiere a la conexión permanente de objetos y dispositivos, en una suerte de ecosistema donde pueden comunicarse entre sí, con una mínima o nula intervención humana. Esta integración se hace a través de redes inalámbricas, que permiten a estos objetos recibir, analizar y transferir datos, los cuales pueden ser convertidos en información y conocimiento para tomar mejores decisiones.
Según el portal Statista, para el 2025 habrá más de 75.000 millones de objetos interconectados en el mundo, un crecimiento abrumador en comparación al 2015, año en que se reportaron 15.000 millones de dispositivos IoT. Y bajo este concepto existen infinitas posibilidades. Se pueden interconectar desde sensores y dispositivos mecánicos, hasta objetos cotidianos como la refrigeradora, el televisor o la ropa que usamos. Cualquier objeto es susceptible de ser integrado a una red.
Sin embargo, una estrategia IoT exitosa va más allá de una simple interconexión de dispositivos. Su valor más relevante es la recopilación de datos y la capacidad de analizar eficazmente esa data para darle una visión real a los negocios.
UN MUNDO MÁS INTERCONECTADO
La aerolínea Virgin Atlantic es un caso de éxito de IoT. Desde hace unos años, los Boeing 787 de la compañía tienen todas sus piezas interconectadas a una red inalámbrica, desde las alas hasta el tren de aterrizaje. Gracias a ello, la compañía puede mejorar la seguridad de sus vuelos, pues todas sus piezas están perfectamente monitorizadas. Si hay una pieza con problemas, los técnicos lo sabrán antes de que el avión despegue.
Disney es otro buen ejemplo. En este caso la compañía aprovecha los beneficios del IoT para maximizar la experiencia dentro de sus parques de atracciones en Orlando, Florida. A través de las pulseras inteligentes MagicBand, el visitante puede tener acceso a los juegos y atractivos del lugar, sin necesidad de hacer largas colas o llevar efectivo. La integración de las bandas al IoT permite además acceder desde un celular a las fotos tomadas en el parque o saber la ubicación exacta de algún familiar.
En el ámbito industrial, el IoT se puede aplicar a muchos procesos de fabricación a través de instrumentos y sensores inteligentes conectados a la red. Estos dispositivos se encargarán de analizar datos y generar alarmas que serán enviadas a distintos usuarios para tomar las acciones necesarias. De esta manera, las empresas lograrán una capa de automatización más eficiente y podrían crear nuevos ingresos y modelos de negocio.
LA TECNOLOGÍA DETRÁS DEL IOT
Para alcanzar un entorno hiperconectado, los desarrolladores y equipos de TI echan mano de varias tecnologías como la nube, Big Data, la Analítica Predictiva, sensores inteligentes y tecnologías móviles, que hacen posible una comunicación fluida entre personas, procesos y dispositivos.
Todas estas tecnologías se compenetran perfectamente para generar una gran cantidad de data, que luego será analizada a fin de aprender más sobre las tendencias y los patrones de consumo de los usuarios, o para mejorar algunos procesos y flujos dentro de las empresas. El objetivo es siempre el mismo: priorizar la eficiencia en todo sentido.
Las aplicaciones del IoT son variadas y muchos sectores pueden ser beneficiados:
- Construcción. El uso de sensores conectados puede ofrecer información valiosa sobre las obras y su desarrollo. Por ejemplo, se podrían detectar piezas defectuosas, evitando cualquier complicación o accidente a futuro. Otra aplicación interesante es el seguimiento por geolocalización de las flotas de vehículos que transportan materiales.
- Comercio minorista. Si se quiere agilizar la gestión de la cadena de suministro y la logística, el IoT es la mejor opción. Esta tecnología permitirá optimizar estos procesos y ahorrar costos comprobando permanentemente el inventario.
- Minería. El IoT puede introducir la automatización inteligente a muchos procesos del sector. Con ello, se puede ahorrar energía, tiempo de inactividad y costos asociados a la producción y transporte de recursos. El IoT también se podría emplear en el campo del monitoreo ambiental para ayudar a las operaciones mineras a cubrir las regulaciones ambientales.
- Ciudades inteligentes. A través del uso de Big Data y sensores instalados en el alumbrado público, las ciudades pueden monitorear el tráfico y la calidad del aire. La ciudad de St. Gallen en Suiza ya ha iniciado proyectos de iluminación inteligente en sus calles a fin de ahorrar más de un 65% de energía. Gracias este sistema, la intensidad de los postes y luminarias inteligentes aumenta o desciende en función de la cantidad de tráfico o el paso de personas.
Según Gartner el impacto de la COVID-19 ha ocasionado que un 47% de las empresas planeen incrementar sus inversiones en IoT. Uno de los motivos es que estos proyectos producen un entorno de “inversión predecible” en períodos concretos. Además, suponen una importante reducción de costos.